LA EDUCACIÓN ANTE EL DESARROLLO DE LAS TIC
Si las nuevas tecnologías crean nuevos
lenguajes y formas de representación, y permiten crear nuevos escenarios de
aprendizaje, las instituciones educativas no pueden permanecer al margen, han
de conocer y utilizar estos nuevos lenguajes y formas de comunicación. Ahora bien, hay que ser conscientes de
que la utilización de lenguajes y sistemas de representación diferentes a la
lengua oral y escrita requiere una infraestructura costosa (aparatos
audiovisuales, informáticos...) que no está al alcance de muchas escuelas
y un saber que, en algunos casos, no tiene el profesorado. Por otra parte, las
condiciones de los alumnos para tener acceso a estas tecnologías son muy
diferentes, como desigual es también la disposición psicológica y cultural para
utilizarlas, comprenderlas y darles sentido. Asumiendo esta situación, resulta
inexcusable conseguir que los centros se vayan dotando de recursos, las jóvenes
promociones de maestros tengan una mayor formación en el uso de los nuevos
medios y las condiciones de los alumnos sean compensadas a favor de la igualdad
de oportunidades.
Al hablar de la integración de las
nuevas tecnologías en la educación es necesario hacer referencia a la relación
que ha de establecerse entre el uso de nuevos medios y la innovación educativa.
Algunos trabajos han tratado de identificar las fases en el uso de las TIC. La
diferenciación de las sucesivas etapas por las que pasa el profesor en la
integración de las TIC puede resultar de utilidad tanto para hacer diagnósticos
de las situaciones en las que nos encontramos como para diseñar estrategias
formativas. A este respecto hay una propuesta muy interesante, elaborada por el
Departamento de Educación de Victoria, Australia (1998) que presenta una matriz
de desarrollo de competencias para el uso de las tecnologías en el aprendizaje
(Skill Development Matrix) identificando seis áreas: Uso y manejo de
tecnología, uso de aplicaciones básicas, uso de software de presentaciones y
publicaciones, uso de multimedia, uso de tecnologías de comunicación y uso de
tecnologías de aprendizaje en las principales áreas de conocimiento. Para cada
una de estas áreas se establecen los objetivos y estrategias para tres etapas
de desarrollo:
- La
primera etapa se describe como la exploración de las nuevas posibilidades
que ofrecen las tecnologías para el aprendizaje, desarrollo de nuevas
habilidades y la comprensión del papel que pueden jugar las TIC en el
aula.
- La
segunda etapa se dirige a perfeccionar las habilidades personales, la
incorporación de las TIC en la enseñanza y el desarrollo de prácticas de
clase que integran las tecnologías del aprendizaje.
- La
tercera etapa supone el desarrollo de habilidades avanzadas, exploración
de las posibilidades innovadoras para la clase del uso de la tecnología y
la posibilidad de compartir el conocimiento y las habilidades con otros.
Las experiencias llevadas a cabo
nos indican que los proyectos y experiencias de innovación apoyadas en el uso
de tecnologías distintas de las impresas chocan con los hábitos y cultura
tradicional del sistema escolar. La incorporación de los materiales digitales
presumiblemente tendrá que superar múltiples resistencias y dificultades. Pero
hay que conseguir cuanto antes que en la educación escolar los ordenadores sean
tan normales e “invisibles” (Gros, 2000) como la pizarra o los libros, para que
el uso de las nuevas tecnologías no sea un fenómeno excepcional, sino una
actividad cotidiana en la vida académica de los centros educativos. En buena
lógica, un método de enseñanza apoyado en el uso de una variedad de materiales
(libros, cuadernos, discos multimedia, Internet,...) requiere el desarrollo de
actividades de aprendizaje notoriamente distintas de un método organizado en
torno a los materiales impresos, y del libro de texto en particular. Tal como pone de manifiesto el
informe de la OCDE (2003, p.79) existe una fuerte tensión entre los currículos
tradicionales, basados en contenidos bien definidos que el alumnado debe
aprender y saber reproducir y el enfoque abierto que promueven las TIC. Los
tipos y modos de estructuración del pensamiento de los sujetos que actúan con
materiales electrónicos tendrán que ser necesariamente distintos de los que
poseen los lectores habituales de documentos escritos. Es indudable que el
empleo en la escuela de estos nuevos recursos implicará una mayor integración
de la institución escolar en el contexto de la sociedad de la información o era
digital. Se trata de escolarizar las tecnologías, llevarlas a las aulas y
darles sentido y utilidad pedagógica.
Ahora bien, el uso de hipertextos,
multimedios, de discos o de webs no significa automáticamente un aumento de
calidad pedagógica de la enseñanza, sólo significa incremento de la
multiplicidad de medios y de oferta de nuevas formas de organización y
representación de la información. La calidad y potencialidad educativa no
radica en el maquillaje sino en su interior (en el grado de apertura y
configurabilidad del programa, en el estilo de interacción, en el modelo de
enseñanza y aprendizaje subyacente) así como en su adecuación curricular a los
objetivos, contenidos y metodología de la situación de enseñanza en los que se
utilicen. La simple presencia de
tecnologías novedosas en los centros educativos no garantiza la innovación en
su significado real. La innovación debe ser entendida como el cambio producido
en las concepciones de la enseñanza y en los proyectos educativos. La
posibilidad de hacer lo de antes aunque mediante otros procedimientos (más
rápidos, más accesibles, más simples) no representa una innovación. De ahí que
se hayan de entender los proyectos educativos, en los que se expresan las
concepciones pedagógicas en las que los profesores basan su quehacer docente,
como el contexto de integración de las nuevas tecnologías, es decir, la
integración curricular de las TIC habrá de plantearse como algo vinculado y
condicionado por una opción propiamente educativa y no al revés.
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